La Unión Europea se propuso en 2022 aprobar un reglamento que luche contra la difusión de material de abuso sexual infantil (CSAM, por sus siglas inglesas). La idea es detectar esos contenidos antes de que se manden de un dispositivo a otro a través de servicios de mensajería instantánea como WhatsApp, Telegram o Signal. El problema es que, para hacerlo, hay que monitorizar todos y cada uno de los mensajes que se envíen en suelo europeo. Y eso supone acabar con la privacidad que aporta la encriptación de extremo a extremo, una tecnología presente en WhatsApp o Signal que garantiza que el contenido del mensaje solo lo ven el emisor y el receptor (ni siquiera la plataforma tiene acceso a ello).
Fuente: elpais.com