El silencio de las mujeres es un negocio fabuloso para los hombres. Mientras algunas han callado, por pereza, por protegerse o simplemente porque sí, ellos han seguido hablando. Consolidando esa enorme estupidez de que quien calla otorga. Los más listos, a veces los de menos escrúpulos, lo han convertido en dinero.
Fuente: elpais.com