Durante los últimos años, la relación entre las sociedades cotizadas y sus accionistas ha evolucionado hacia una mayor implicación de estos últimos. Sin embargo, el auge del movimiento anti-woke, especialmente en EE UU tras el regreso de Donald Trump a la presidencia, ha obligado a muchos actores a replantearse sus políticas de sostenibilidad. Mientras tanto, en Europa, el compromiso con estos temas sigue siendo firme, aunque la Comisión Europea ha iniciado una pausa regulatoria para evaluar su simplificación. En España, los inversores institucionales siguen desarrollando sus políticas de voto e implicación, presionando contra malas prácticas corporativas. A escala global, el compromiso con la sostenibilidad y la inversión responsable continúa su avance.
Fuente: elpais.com