Lo que terminó por unir a Oona Chaplin (Madrid, 39 años) y a James Cameron fue algo muy distinto al brillo de los estrenos, las alfombras rojas o la maquinaria que rodea a una superproducción como Avatar. O quizá no tanto, si se tiene en cuenta el mensaje inequívocamente ecologista de la saga más taquillera de la historia del cine. “Hablamos como 40 minutos sobre la tierra”, recuerda la actriz española por videollamada. “Le conté que vivía en una cabaña en los árboles y que estaba iniciando un proyecto de permacultura con una amiga. Hablamos de alfalfa, del potasio del suelo, de cultivos orgánicos y biodinámicos… Él está muy metido en todo eso”. Unos meses después, el papel por el que se había dejado la vida durante el proceso de casting —la temible líder de la tribu que desafía al clan protagonista en Avatar: Fuego y ceniza— era suyo. Difícil incluso para uno de los cineastas más admirados del mundo no dejarse seducir por la combinación de talento, determinación y magnetismo de una actriz que, tras triunfar en Juego de tronos, eligió apartarse del ruido para dedicarse a su búsqueda personal —es madre de una niña de dos años— e intelectual. Ahora regresa con la serenidad de quien ha vivido otras vidas, y heredado otras tantas, dispuesta a encarnar a una villana que haga historia.
Fuente: elpais.com