No nos separamos de nuestro teléfono ni para ir al baño. No le quitamos ojo a la pantalla ni descansan nuestros dedos de deslizar y de toquetear. A este ritmo, los dispositivos se han convertido en una ventana a nuestras vidas. Están repletos de información personal, fotos, acceso a redes sociales, al correo electrónico, la app del banco, la cuenta de Amazon o la de Netflix.
Fuente: elpais.com