Nuestras redes sociales se han convertido en un espejo de nuestros gustos, anhelos y aspiraciones. El algoritmo es tan preciso que incluso se atreve a definir la casa de nuestros sueños. Decía Le Corbusier que la casa debía ser el estuche de la vida, ¿pero cuántas, de todas esas cosas que nos enseñan y queremos, caben en él? ¿Dónde está el límite entre el deseo y la necesidad? IKEA ha bajado los precios en busca una respuesta democrática. Para que todo el mundo encuentre un hogar a su medida, tenga el presupuesto que tenga.
Fuente: elpais.com