En Las Malvinas, un barrio apretado y olvidado del sur de Guayaquil, el calendario se detuvo el 8 de diciembre. Desde entonces, los vecinos tienen un único tema, una letanía que repiten como si al nombrarlos pudieran traerlos de vuelta: Nehemías, Steven, Ismael y Josué. Aquel domingo, hace ya un año, los cuatro salieron con un grupo de otros 10 niños y adolescentes rumbo a unas canchas a veinte minutos a pie, tal vez menos para ellos, siempre apresurados por llegar primero, por adueñarse del rectángulo de césped donde se sienten invencibles. Caminaban, corrían, se empujaban, se robaban la pelota, jugaban como si nada malo pudiera tocarles. Fue la última vez que el barrio los vio con vida. La siguiente, los acompañó con gritos y llanto frente a cuatro ataúdes.
Fuente: elpais.com