El 22 de junio de 1994, el colombiano Andrés Escobar se metió un gol en propia puerta mientras su selección disputaba la fase de grupos del Mundial de EE UU. Un error calamitoso. El primer gol de un partido que acabaría con derrota de los colombianos por dos a uno, lo que suponía el adiós al Mundial de Fútbol de 1994. “Mami, al tío Andrés lo van a matar”, pronunció su sobrino, de solo 10 años, viendo la tele aquel día. Diez días después, en el parking de un restaurante a las afueras de Medellín, un sicario le disparó seis veces en la cabeza. Eran tiempos violentos. Hoy nadie mata a nadie por algo así. O al menos no de esa manera.
Fuente: elpais.com