Quizás el destino dé un día a Cairo Santos la oportunidad de pisar Maracaná para jugar a un fútbol completamente distinto al que respiraba como fanático del Flamengo. Tras no encontrar su ruta en el fútbol brasileño, acabó en EE UU para probar suerte con el balón redondo hasta que un día unos amigos le pusieron uno ovalado y lo mandó casi sin querer cuatro casas más allá. Así desveló su futuro el primer brasileño de la NFL. A sus 34 años está consolidado en los Chicago Bears, uno de los más implicados en la expansión internacional. Desempeña uno de los trabajos más ingratos, el teórico trámite de embocar la pelota entre palos después de que sus compañeros hayan recorrido el campo. Y pide la oportunidad de hacerlo en casa. “Sería un momento surrealista. Espero que la NFL me dé ese regalo”.
Fuente: elpais.com