Nada resulta más contraproducente para el normal desarrollo de un adolescente que un buen ramillete de excusas. Y lo mismo sirve para un futbolista que cobra sus nóminas en millones de euros o un entrenador del máximo nivel. Hay mil proverbios sobre este asunto, casi todos desfasados en la forma, pero muy aprovechables en el fondo, sobre todo cuando la autoría de dichas excusas lleva la firma de quienes debieran fiscalizar el comportamiento del adolescente, el rendimiento del futbolista o los resultados del entrenador. En el fútbol de élite, donde todo se mide en victorias parciales, títulos finales y jerarquía, la excusa nunca funciona como salvavidas, sino como coartada. Y el Real Madrid, desde hace ya un tiempo, ha decidido convertir la coartada en protocolo.
Fuente: elpais.com