El estadio de San Siro, con sus torres colosales de hormigón, es un monumento al brutalismo industrial y a una época que concluye. El Ayuntamiento de Milán ha puesto fecha a su demolición pero la multitud de peregrinos lo llenan como si no hubiera un mañana para ver al Milan y entre todos los jugadores capta la atención uno al que los tifosi consideran casi por unanimidad el más especial. No es difícil distinguirlo sobre la hierba. Es el más pequeño, mide 1,70. Es el que ocupa el centro geográfico de la cancha, igual que el cubo de una rueda. Es el que menos se desplaza, el que más veces toca la pelota y el más viejo de todos.
Fuente: elpais.com