El Real Madrid se presentó en San Mamés, uno de los escenarios futbolísticos más exigentes, acuciado por las dudas de su rumbo errático y por el estirón del Barcelona, que había solventado el día antes su difícil cita contra el Atlético y se había alejado cuatro puntos en la cabeza de la Liga. Sobre esa cornisa en la que parecía empezar a tiritar incluso Xabi Alonso, el Madrid despachó una estupenda función comprometida e intensa en La Catedral, cabalgando sobre el momento de inspiración extraordinaria de Mbappé (dos goles y una asistencia), las paradas de rutina imposible de Courtois y la puntería mortífera de los pases largos de Trent, que se retiró lesionado.
Fuente: elpais.com